jueves, 1 de octubre de 2015

ANTONIO RODRÍGUEZ ALMODÓVAR

“Había una vez un rey y una reina que, después de casados, estuvieron mucho tiempo sin tener descendencia. La reina iba todos los días a pedirle a Dios que les mandara un hijo, aunque a los veinte años se lo llevara el diablo. El rey iba a cazar fieras todos los días, pero había tantas fieras para él solo, que un día vino del bosque y le dijo a su mujer:
—El primer hijo que tengamos se lo prometo al diablo”
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Cuentos maravillosos CUENTOS AL AMOR DE LA LUMBRE, I
Blancaflor, la hija del diablo
ANTONIO R. ALMODÓVAR

     ¿Te has quedado con ganas de más? Entonces es el momento de comenzar a bucear en el trabajo del sevillano, Antonio Rodríguez Almodóvar. ¡Por cierto! Estará con nosotros el jueves 8 de octubre a las 19.00 h. en el Centro Escénico Pupaclown. Durante la conferencia “Cuentos Populares, Maravillosamente Incorrectos”, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Autor de más de cincuenta libros, entre ellos numerosos cuentos y relatos infantiles y juveniles, particularmente los Cuentos de la Media Lunita, colección de 64 títulos, basada en los cuentos populares españoles, aunará en los secretos más profundos de la literatura tradicional española.

     Autor dramático, novelista, guionista y periodista es conocido sobre todo por su prolongada e intensa dedicación al estudio y recuperación de los cuentos populares españoles. Ha dedicado gran parte de su carrera a rescatar las señas de identidad de nuestra cultura. Así como, a cuestionar los diferentes modelos sociales con preguntas como “¿Es posible realizar una tarea de recuperación y de dignificación de la cultura del pueblo, intento que ya fracasó otras veces en la historia, cuando ahora parece haber más impedimentos que antes todavía?” Cuestión que le lleva a tener una fuerte convicción sobre el poder de restaurar y reutilizar los materiales folclóricos que todavía sean útiles en nuestro mundo actual. Quedando patente este punto en la siguiente afirmación, Desde las nanas, que prolongan el ritmo vital de la placenta para hacer más soportable la entrada en el mundo, hasta las adivinanzas, que nos descubren el valor más poético del lenguaje, el de la metáfora; pasando por los cuentos populares, transmisores de símbolos iniciáticos y ejercitadores de una gimnasia mental completa; o por las canciones, trabalenguas y retahílas, dotadas de esa gracia primigena, con sus imágenes disparatadas que hacen pensar que el verdadero inventor del surrealismo no fue, ni mucho menos, André Breton, sino los corros de niñas en los atardeceres de nuestras aldeas”.

     En la misma línea de trabajo, el dramaturgo invierte un gran esfuerzo en hacer desaparecer la carga negativa que todavía tiene la palabra “folclore” recordando “el folclore es a un tiempo lo más local y lo más universal de la cultura. Mi experiencia con los cuentos populares me dice que no es imposible recuperar y hacer revivir un fenómeno tan extenso y tan profundo como fue ese. Claro que habrá que buscarle nuevas funciones y nuevos ámbitos, como la escuela, también la lectura al filo de la cama, o la televisión y la radio, ¿por qué no? Siempre he dicho que el enemigo de la cultura no es la televisión, sino la mala televisión, y no olvidemos que muchos de los modelos arraigados de algunos cuentos, como Garbancito o La ratita presumida, proceden, hoy en día, de las versiones de los abuelos, sino de las adaptaciones radiofónicas de los años 50”.


En su trayectoria intentado encontrar las raíces de la acción individual y colectiva, el sevillano ha dejado numerosos títulos para los lectores que desean adentrarse en la auténtica pedagogía “natural” del folclore, cuya base es, o era, “el desarrollo de la función evocativa del lenguaje, que a su vez es la suma de otras tres funciones que tienden a desaparecer en la comunicación culta: la función simbólica, la función afectiva y la función lúdica. De símbolos, de afectos y de juegos, va la cosa. O lo que es lo mismo: de aprendizaje a través de imágenes o secuencias narrativas laboriosamente construidas, de perfiles fuertes y conflictos tremendos, que esconden otras y otras lecturas, y que la mente laboriosa del niño ha de descubrir; de relaciones afectivas con la persona o el grupo que nos hace participar en esas expresiones colectivas; y de pasarlo bien, jugando, cantando o dejándose fascinar por un maravilloso cuento maravilloso”.

     A lo largo de su trayectoria profesional ha sido galardonado en diversas ocasiones:
- Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, 2005, por su pentalogía El bosque de los sueños, concedido por el Ministerio de Cultura.
- Premio Internacional “Infanta Elena” de Narrativa Juvenil, con su novela “Un lugar parecido al paraíso, 1991”.
- Premio “Ateneo de Sevilla de relatos, 2004”, por “El hombre que se volvió relativo, relatos para adultos”. Una de sus obras más conocidas, “Cuentos al amor de la lumbre, I y II”.
- Premio Nacional de Literatura, 1985, al “mejor conjunto de elementos en un libro”.
- I Premio Washington Irving, por una trayectoria literaria en favor del cuento.
 
Antonio Rodríguez Almodóvar



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